Algo que parecía un recuerdo de casa de nuestros padres, a finales del siglo pasado, vuelve con fuerza 30 años después para formar parte de la lista de deseos de nuestra colección decó.
Un aire a auténtico y buenos recuerdos de unos tiempos en que las preocupaciones no existían.
La vuelta al estrellato de este material, que ya se utilizaba en el siglo XV -con él, los obreros aprovechaban los trozos sobrantes de la instalación de suelos de mármol- ha añadido, eso sí, un extra de color a los acabados: ahora, los fabricantes ofrecen desde tonos oscuros hasta delirios pastel, desde superficies de grano pequeño y apretado hasta enormes trozos de piedras de colores, como los propuestos, con gran éxito, por el diseñador Max Lamb.
Lo que permanece intacto es su facilidad de limpieza y su durabilidad, que incluso ha mejorado: ahora, el terrazo es mucho más flexible y tiene aún mayor resistencia al impacto. Tanto es así que ya no lo vemos solo en suelos, sino también en paredes, encimeras y hasta lavabos. También se utilizan sus motivos para adornar papeles pintados y textiles, como las alfombras y cojines de la colección Terrazzo de Lorena Canals.
¿Y qué hay del hormigón?
Precisamente, esa durabilidad de la que hablábamos emparenta al terrazo con el hormigón, un material, además, sumamente versátil.
Esas dos características fueron las que le concedieron un papel predominante en la arquitectura de entre los 50 y los 70, cuando los imponentes edificios brutalistas -del francés béton brut, «hormigón crudo»- cubrieron, con sus rotundas geometrías, las grandes ciudades.
Fue Le Corbusier quien, con La Unité d’Habitation de Marsella (Francia), marcó las bases del estilo en 1952 al crear un gigantesco complejo de viviendas sociales.
Debido a las carencias de la posguerra mundial, el diseño apenas poseía elementos decorativos, de modo que el hormigón, un material fuerte y asequible, se volvió el protagonista de la obra.
Más tarde, Alison y Peter Smithson, en Inglaterra, sofisticaron el estilo, mientras que en la Europa soviética llegó a ser un símbolo del régimen.
Precisamente, con la caída de este, en los 80, la corriente, a menudo asociada con el totalitarismo, pasó de moda.
Su salvación, inesperadamente, llegó de las redes sociales. El hashtag #brutalism comenzó a ganar hace no muchos años adeptos en Instagram, que fotografiaban las enormes y extrañas moles de cemento, un símbolo de otro tiempo muy difícil de erradicar -por lo costoso de su derribo-.
Así, poco a poco, el brutalismo se fue convirtiendo en tendencia, una que ha llegado hasta nuestro salón hasta en forma de macetas de hormigón. Pero, sobre todo, a través de esos amplios espacios de materiales crudos que no paramos de ver en las revistas, con cemento pulido en el suelo y techos y paredes sin tratar.
El estilo industrial, que también surgió en los 50 -esta vez, en antiguas fábricas reconvertidas en viviendas, los famosos lofts neoyorquinos- es un buen aliado para decorar un espacio de este tipo.
Eso sí, para seguir sus preceptos más en boga, debemos respetar dos máximas: mantener al mínimo el número de piezas -que, precisamente por eso, deben tener un gran peso visual- y optar por mobiliario tosco y contundente, cuyos materiales luzcan al natural.
El sillón Farzi negro, por ejemplo, fabricado en ratán natural y con rejilla de enea, cumple con creces este propósito.
Silla de madera plegable Servey, de estilo vintage.
Estructura de madera maciza de olmo.
Asiento tapizado en textil.
Respaldo en cannage.
Medidas: 54x50x78 cm | Altura del asiento: 48 cm
131,89€ I.V.A incl.
109€ ( sin I.V.A. )
También vestirán una estancia de este nuevo Brutalist Style sillones tapizados en piel como Strike y Galápagos.
Silla de piel de estilo industrial-vintage.
Estructura tubular de acero.
Asiento y respaldo tapizado en piel de cabra.
Medidas: 63x53x78 cm | Altura del asiento: 51 cm | Reposabrazos: 74-78 cm
284,35€ I.V.A incl.
235.00€ ( sin I.V.A. )
Sillón de piel de estilo Vintage.
Estructura tubular de acero.
Asiento y respaldo tapizados en piel.
Medidas: 65x66x87 cm | Altura del asiento: 48 cm | Reposabrazos: 63 cm
332,75€ I.V.A incl.
275.00€ ( sin I.V.A. )
Por supuesto, un asiento como Butterfly, réplica de la silla BKF (diseñada por Bonet, Kurchan y Ferrari Hardoy en 1938), es un acierto absoluto:
Silla de piel Butterfly Caramel.
Estructura tubular de acero (desmontable) acabado en negro
Asiento con forma de mariposa en piel.
No válido para uso comercial.
Medidas: 78x70x93 cm | Altura del asiento: 40 cm
168,19€ I.V.A incl.
139.00€ ( sin I.V.A. )
Otras piezas que actualizan la tendencia por su carácter sostenible, a la vez que ofrecen ese matiz ‘auténtico’ que requiere el Brutalist Style, son el sillón Masala y la mesa de centro Marius.
Ambos están fabricados en madera de pino reciclado de forma artesanal, por lo que aportarán carácter al espacio gracias a sus marcas e irregularidades, propias del desgaste causado por el paso del tiempo.
Silla de madera plegable Servey, de estilo vintage.
Estructura de madera maciza de olmo.
Asiento tapizado en textil.
Respaldo en cannage.
Medidas: 54x50x78 cm | Altura del asiento: 48 cm
131,89€ I.V.A incl.
109€ ( sin I.V.A. )
Mesa de centro Marius, fabricada en madera de pino reciclado.
Base de madera con forma piramidal acabada en pintura negra.
Este mueble está fabricado de forma artesanal con madera vieja y madera reciclada por lo que presenta las marcas e irregularidades propias del desgaste causado por el paso del tiempo. La madera lleva tratamiento anti-carcoma, pero puedes encontrar marcas antiguas de carcoma en ese tipo de madera.
No válido para uso exterior.
Medidas: 100x100x36 cm
555,39€ I.V.A incl.
459.00€ ( sin I.V.A. )
El granito, complemento necesario
En esta vuelta a lo «auténtico», a lo duradero y a lo sobrio que está viviendo la decoración, no es de extrañar que los grandes interioristas recurran al granito, una roca ígnea plutónica -es decir, que se forma a partir de un enfriamiento lento, a gran profundidad y en grandes masas del magma volcánico-.
Su proceso de formación la dota de una altísima resistencia y durabilidad, pero también de notables cualidades estéticas, por su brillo y los múltiples colores y acabados en los que se presenta. Tanto llama la atención este material, que, cuando se utiliza, ya sea en una encimera de cocina -uno de sus usos predilectos-, en suelos y paredes o, incluso, en mesas, se recomienda no recargar el espacio, pues su mera presencia ya atrae suficiente atención.
Por todas estas cualidades, el granito, más de moda que nunca en sus tonos más oscuros e intensos, es el complemento perfecto en un interior de aires brutalistas, donde también tendrá el terrazo su lugar.
Este último material conferirá calidez a las estancias, una característica que los interioristas suelen resaltar, además, con la presencia de una vegetación lo más exuberante posible.
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